La Declaracion de El Báb - Fe Bahá’í 23 de mayo 1844

El siguiente es un recuento sumamente breve de los acontecimientos que tomaron parte la noche del 22 de Mayo de 1844. Fue aquí donde comenzó la Dispensación Bahá’í.

Un joven llamado Mulla Husayn junto con dos de sus compañeros dejaron sus ciudades natales en la Antigua Persia –hoy llamada Irán- y siguieron el llamado de sus corazones en busca de Aquel quien había sido mencionado en los Libros de Dios y de quien cuya venida su maestro Siyyid Kázim les había hablado.
Por alguna razón, Mulla Husayn se sintió indescriptiblemente atraído hacia la ciudad de Shiraz y hacia allá se encaminaron. Al llegar a dicho lugar, se separaron y decidieron juntarse a la hora de la oración en cierta Mesquita.

Al rato, Mulla Husayn se encontró con un joven hermoso, de apariencia y porte deslumbrante, Quien lo saludó como si hubieran sido viejos amigos y lo invitó a ir a su casa. Mulla Husayn acepto la invitación y siguió a su anfitrión. Llegaron a la casa y entraron en ella, hasta un cuarto donde ambos se sentaron y tuvieron la oportunidad de compartir té y tener una conversación.

[caption id="attachment_166" align="aligncenter" width="150"] Cuarto donde dicha conversación tuvo lugar en casa de El Báb[/caption]

Este Místico Joven le pregunto a qué venía a Shiraz, a lo que Mulla Husayn contestó que iba en búsqueda de su Amado. La noche avanzó y el Joven -quien hoy conocemos como El Báb- con gran amor y facilidad fue descubriendo cada uno de los signos que Siyyid Kázim había dado a sus discípulos; símbolos y señales que el Mensajero de Dios para ese día mostraría en su Persona y cosas que nadie más que El podrían saber explicar. Luego de demostrar todos estos signos, El Báb proclamó que ¡todos aquellos signos estaban manifiestos en El!
Inmediatamente Mulla Husayn aceptó al Báb y así se convirtió en Su primer Discípulo sintiendo que nada ni nadie podría parar ese amor y el fuego que El Báb había encendido esa noche en su corazón. Después de él, otras 17 almas deberían independientemente encontrar a El Báb sin ayuda, antes de que El anunciara públicamente Su Misión.

Este día señala el comienzo de una nueva Era y el camino que El Báb abrió para el reconocimiento de Bahá’u’lláh, el Prometido de Dios de todas las religiones. Por ende, para los Bahá’ís, hoy es un día de gran regocijo e importancia.

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